No soy médico, así que no puedo darte ningún consejo sobre cómo afrontarlo. Pero puedo compartir mi experiencia de vida contigo, y el menú de esta noche es la depresión.
He leído a mucha gente en esta etapa, y después de padecerla durante varios años, creo que estoy en condiciones de compartir con vosotros un punto de vista que nunca antes había leído. En primer lugar, me gustaría rebautizar la depresión como "compresión", porque creo que es un estado natural del ser humano y no una enfermedad. Del mismo modo que una estrella al final de su vida se derrumba desde dentro en el silencio del vacío.
Al principio, tienes esta pérdida de motivación, no sabes por qué está ahí. Crees que se te va a pasar, pero al mismo tiempo, en el día a día, hay muchas cosas que van mal. Como una estrella que se queda sin hidrógeno en su núcleo, y el delicado equilibrio entre fusión y gravedad hace que entre en un proceso de colapso.
Después viene una larga agonía en la que la estrella se resiste a este colapso. Sigue recurriendo a sus últimas reservas de hidrógeno, sabiendo que al final le queda muy poco. El fuego interior se seca. Donde antes la energía sostenía cada sonrisa, cada impulso, poco a poco deja de brillar, convirtiéndose en un pozo sin luz, una gravedad insaciable que lo absorbe todo: las esperanzas, los deseos, los sabores del mundo.
Tras agotar el hidrógeno, el helio, el carbono, el neón, el oxígeno y el silicio, la estrella fusiona núcleos cada vez más pesados. Finalmente, crea un núcleo de hierro que, desgraciadamente, ya no genera energía. Este momento de ruptura, cuando despierta la llama convertida en chispa, es el momento en que la estrella oscura y dañada explota con un grito silencioso que ilumina la noche. Esta compresión de angustia, de pena concentrada hasta el extremo, se transforma al estallar en metales preciosos.
Como resultado, ya no hay energía en el centro de la estrella y el núcleo de hierro alcanza la masa crítica. De repente, colapsa sobre sí mismo en una fracción de segundo. Se produce entonces una implosión que da lugar a una gigantesca explosión: una supernova. Este fenómeno cataclísmico expulsa las capas exteriores, enriqueciendo el espacio con los elementos pesados sintetizados en el núcleo de la estrella y durante la explosión.
Esta explosión interior crea un campo fértil en el que surgen otras ideas y valores. Es como si la muerte de la estrella no fuera, en el fondo, más que el renacimiento de algo nuevo, bajo otra forma. Los fragmentos se dispersan para fecundar nuevos mundos. Del caos, el dolor y el silencio brotan las semillas de una creación por venir. La tristeza, que parecía un callejón sin salida, se transforma en un magnífico regalo: nutre el universo, lo tiñe de matices insospechados.
Así que, para ti, que estás todo triste y deprimido, de estrella en estrella en proceso de transformación, sólo tengo un consejo. Tienes la opción de resistirte al proceso, de frenarlo, pero algunas personas se pasan la vida en la tormenta. O puedes aceptar la compresión como lo que es: un ciclo positivo de transformación.
RESPIRA.
Deja que el proceso se desarrolle con confianza.
Acepta el dolor, la tristeza, las penas cuando lleguen, porque de todos modos no hay mucho más que puedas hacer cuando estás atrapado en la cama.
Respira hondo.