Un día, esta amiga envió un mensaje a un grupo de Facebook para expatriados en Buenos Aires. Está buscando una lista de contactos, y yo estoy trabajando en una herramienta que automatiza la creación de contactos en Internet, así que le envío un mensaje.
Inevitablemente se pregunta qué estaba haciendo yo en el grupo. Me sorprende el momento, porque acabo de terminar la herramienta.
Volvimos a ponernos en contacto, charlamos y me habló de su proyecto. Está relacionado con todo lo que me gusta. Gente que tiene prácticas holísticas, gente que se interesa por el tema y que habla con viajeros.
Su proyecto me parece demasiado interesante, y me dice que está buscando a alguien que la ayude y que conozca el mundo de la informática pero que también practique o esté interesado en el desarrollo personal o la espiritualidad.
No reacciono en ese momento, y después de 2 horas de conversación. vuelvo a lo mío.
Esa misma noche, medité y su proyecto vino a mí. Y cuanto más me dejaba abrumar por la idea, más me daba cuenta de que ese era el camino a seguir para mí. Acabé desarrollando la plataforma técnica en mi cabeza, identificando los puntos que debía buscar en términos de viabilidad, etc.
Al día siguiente le envié un mensaje contándole lo que pensaba de la idea. Y le dije que me gustaba mucho el proyecto. Que comparte mis valores, y que encima hay una parte en Argentina.
A partir de ahí, hace como yo, se sienta sobre la idea y unas horas más tarde. Siento que lo obvio es compartido. Y que vamos a trabajar juntos.
La idea original es lanzarlo en Francia y Argentina.
Trabajamos durante dos meses, haciendo avanzar el proyecto, viendo lo que nos faltaba y las diversas cuestiones técnicas. También nos dimos cuenta de la magnitud del trabajo. Pero avanzamos.
Cuando nos ponemos al día, me explica que ha tenido una reunión con una de sus compañeras, que es como LA mujer de negocios. Cuando le explicó el proyecto, le pareció todo genial excepto una cosa. Piensa que estamos locos por querer lanzarlo en dos países distintos.
Y esa fue la revelación, el detonante que me lo dijo. Es obvio, es verdad que lo que hacemos es estúpido. O haces las cosas bien o no las haces. Momento de iluminación.
Tenía un billete de ida a Canarias. No había reservado billete de vuelta, no sabía por qué. Y ahora todo se acaba de explicar. Volaré directamente de Canarias a Argentina.
Es lunes por la noche y acaba de llegar el momento de la iluminación. Llego a la cocina, están presentes mis padres, mi tía y un primo hermano. Y les explico que el miércoles, en lugar de irme a Canarias, me voy a Argentina a montar un negocio.
Hacía 3 años que no volvía a Francia, pero en el fondo todos sabían que algún día volvería. Todos sabían que ocurriría así, de la noche a la mañana.
A menudo me pregunto por qué tomo decisiones tan impulsivas. Tengo la impresión de que todo lo que me rodea ha sido pensado mil veces. Y realmente he intentado hacer lo mismo, ser lo mismo. Pero siempre e irremediablemente es la misma situación, y acabo escuchando a ese sentimiento interior que me dice que la próxima dirección es ésta.
Y de la misma manera que una groupie en un concierto se las arregla para ponerse delante de su cantante favorito, a través de la multitud. Se abalanza sobre la gente que la deja pasar amablemente, la gente que le grita o la insulta, todo para ver de cerca a su cantante favorito.
Este sentimiento dentro de mí me convierte en una groupie y me muevo en la dirección que me lleva este sentimiento, este impulso, esta intuición. Es como si no pudiera hacer nada al respecto, como si una ola me llevara en una dirección. Veo pasar mis miedos, gente que me deja pasar suavemente, gente que comparte sus miedos conmigo, algunos que me insultan.
Pero la corriente es tan fuerte, que es agradable y cálido. Es como si alguien hubiera orinado en el agua durante todo el trayecto.
Y cada vez que lo hago, pienso en esa frase que me aprendí de memoria cuando era adolescente, que salió de una película de adolescentes, pero que me encanta.
"Veamos, ¿qué es realmente la fibra moral?
Solía pensar que siempre se trataba de decir la verdad y ser generoso. Así que básicamente pensaba que era un maldito explorador. Pero ahora veo las cosas de otra manera.
Lo más importante desde el punto de vista moral es encontrar lo que es esencial para ti.
Esa pasión que te hace ver el mundo de otra manera.
Y cuando lo encontraste.
¡No puedes soltarlo!
Tú corres todos los riesgos.
Para ti, es lo primero,
tu futuro,
tus sueños,
tu vida
E incluso si haces cosas que no son muy limpias para ayudarlo...
Realmente no importa
Porque en tu corazón sabes que el juego merece la pena.
Para mí, eso es la fibra moral".
Y hoy, ¡creo que he encontrado mi próxima fibra moral! Mi próximo destino en un viaje muy largo
¿Y tú? ¿Adónde vas?